lunes, 5 de mayo de 2008

La chispa que encienda ideas

Un inquilino es alguien que vive de prestado. Si bien se paga su lugar, nunca es dueño en totalidad del espacio que ocupa y se ve obligado cada tanto a emigrar hacia otros lugares como caracol con sus cosas en la espalda.

La nada es la nada. El no ser, o carencia absoluta de todo ser. Convengamos entonces que ser un inquilino de la nada es algo así como un oxímoron. Una contradicción al estilo de un pescado rabioso o de un silencio que aturde.

Este blog no busca estar lejos de aquel concepto. La contradicción o el caos generan nuevas ideas. Hacia la generación de ideas se apunta aquí. Y esa producción de ideas no puede ni debe ser unitaria, dirigida, construida por una sola persona: de ser así poco importarán.

Existe una teoría que explica el cosmos surgido del caos a través de una metáfora. Imaginemos un pizarrón despojado de todo trazo. En algún momento- por obra del movimiento caótico- se genera un trazo, una raya, un garabato que no es ajeno a ese caos; sólo que luego otro trazo se le suma y así hasta que se forma algún tipo de orden. Un orden generado por aquel caos y en continuo movimiento porque no puede ser estático. Luego podrán seguir generándose otros tipos de órdenes.

Inquilino de la Nada busca nada más que ser el primer trazo en el caos reinante para ser tapado por trazos venideros con la esperanza de formar un palimpsesto en el que ya nada se sabrá de aquél primer garabato. No es intención ordenar el caos: todo lo contrario. El ideal sería que este fuera el escenario para los choques que generen chispas: ideas.

Entonces, aquí va el primer trazo a la espera de los siguientes porque solo no sirve de nada y se extingue.

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